miércoles, 7 de julio de 2021

LA NIÑA Y EL CABALLO

 



Mía caminaba despacio jugueteando con las piedras del camino, de pronto sintió unos pasos, al levantar la mirada vio un caballo triste, con las orejas caídas y el paso lento.

Penso: Pobre caballo, parece el nenfermo.

El caballo responde: No estoy enfermo, tengo hambre y sed.

Mía se asusto y quiso salir corriendo.

Toribio, que así se llamaba el caballo, le dice: No temas, no voy a hacerte nada.

Lo mas sorprendente es que las palabras no eran pronunciadas de manera verbal sino en el pensamiento. Mía se le acerco con cautela y aunque con cierto temor dejo se le aproximara.

Al principio le acaricio el lomo y Toribio levanto las patas delanteras en señal de agradecimiento. Si quieres nos colocamos aun lado del camino, le sugiere Mía.

Esta bien, responde Toribio.

Mía se sienta en una gran roca, Toribio se coloca cerca de ella. Cuéntame Toribio 'Por qué estas triste?

Vivía en una finca con mis amos. Una joven pareja con su pequeño niño, llamado Oscar, yo era su caballo. El era un niño muy alegre y nos quisimos mucho. Jugábamos y correteábamos por el campo.

Un buen día Oscarcito pidió permiso a sus papás para nadar en la piscina y ellos le dijeron que no lo hiciera ya que no estarían, el niño aprovecho un descuido de la niñera, se metió en la piscina y se ahogo, no pude hacer nada porque estaba en el establo, ese día me tocaba baño.

Esta tragedia hizo que la familia se derrumbara y la alegría dejo de estar presente, hasta el punto que dejaron perder la hacienda. Todos los animales fueron vendidos, así como las otras cosas.

Por último los padres de Oscarcito murieron en un accidente de transito y me tuve que ir. Comencé a vagar sin rumbo por todo el campo y la tristeza se adueño de mi, no como, no duermo y me vence el cansancio.

Ven amigo -porque puedo llamarte así- Tu historia es muy triste y voy a ayudarte. No soy de este lugar vengo con frecuencia y voy a buscarte un lugar donde estar, queda cerca de aquí. Te llevare a casa de mis abuelitos y vas a estar bien,

En casa de los abuelitos Toribio recupero la alegría de vivir. Colaboraba con las labores de la granja. Mía lo visitaba con frecuencia sobre todo en vacaciones, disfrutaba mucho de la compañía de Toribio.

Mía creció y Toribio se hizo mayor hasta que partió por los caminos del cielo a encontrarse con sus amos y amigos. Mía lloro la muerte de Toribio, pero se sintió feliz de tener un gran amigo con quien podía conversar, a quien contarle sus preocupaciones.

Mía iba a la casa de sus abuelitos y visitaba a su amigo Toribio a quien le llevaba flores y melasa.


Liris Miyares

21/12/19

Sitio web de la imagen: https://www.pikist.com/free-photo-ssddz/es



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