sábado, 18 de junio de 2016

TRISTE REALIDAD



Después de una larga jornada de 8 horas bajo un inclemente sol, con sed, hambre y cansada, en procura de retirar parte de la quincena en una entidad bancaria procedo a contarles lo que sucedió: llegue al lugar a las 8:20 am, vi la cantidad de personas que estaban en espera de poder entrar, saque mi paraguas a sabiendas de que debía pasar largo rato allí. A los 10 minutos se acerca un señor y comenta que no hay dinero, que lo traían a las 11 am, pensé –me quedo, a fin de cuentas necesito el dinero- inmediatamente llega un chico quien se ubico detrás de mi y así sucesivamente se iban incorporando personas a la cola.
Entre las personas que iban llegando se encontraba una vecina, entablamos una conversación relacionada con la familia, los hijos que nos mantenía entretenidas. Pasaban las horas la cola no se movía, solo pasaban los que iban a hacer depósitos. El dinero llego pasada las 12 meridiano, el sol con toda su intensidad. Las personas se agolpaban en la entrada, sin ningún control de parte del personal de la entidad, pasaban amigos, conocidos y los que buscaban de una u otra manera entrar a como diera lugar. Cada vez que abrían la puerta para pasar las personas que estaban en la cola, se generaba un caos de parte de las personas que a la fuerza pretendían entrar.
Vi rostros de personas al borde del desmayo, ancianos con la palidez de la muerte en la cara y eso no les importaba a los que a fuerza de viveza los empujaban para entrar. En el momento en que me correspondió pasar ya eran las 3 pm, se produjo un revuelo, empujones, golpes, gritos. En medio de esa situación salí del lugar donde estaba, quede bien lejos de la puerta. Sentí pánico, tristeza, impotencia e indignación. ¿Como es posible que no se respete a las personas que llevábamos horas esperando para entrar y sobre todo esos señores de la tercera edad muertos de hambre, calor y sed?. ¿Que dolor tan grande como nos hemos deshumanizado? ¡Pense!. Logre entrar como a las 4 pm, toda agotada y decepcionada de tanta indolencia.
Lamentablemente esta situación se repite a diario en nuestro país, las colas son parte del día a día ya sea para adquirir alimentos u obtener su quincena, (en esa entidad bancaria en particular). Las personas que van en procura de algún alimento pasan horas y horas y en la mayoría de los casos no logran comprar nada. Se presenta todo tipo de atropello: golpes, empujones, insultos tanto de las personas que hacen la cola como de las que se supone deben implementar el orden.
Existe una crisis de valores que va desde los altos funcionarios del gobierno hasta el ciudadano común quienes al ver la falta de respeto y abuso de las autoridades, actúan de manera irresponsable. Esta no es mi Venezuela, la Venezuela donde nací, donde crecí. ¿Qué esta pasando mi gente, hasta donde vamos a llegar, si seguimos comportándonos de esa manera? Recordemos nuestra esencia, somos personas amables, cariñosas, respetuosas, con sentido de humanidad y de responsabilidad.
Rescatemos nuestros verdaderos Valores. ¡Estamos a tiempo!

Derechos reservados de autor:
Liris Miyares
Villa de Cura
Estado Aragua
Venezuela


28/11/2015- 15/06/16



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