En el otoño de la vida como ocurre en el árbol, pierde toda su frondosidad con la certeza de que al llegar la primavera. recobrara su vitalidad y verdor. Todos pasamos por situaciones desagradables que nos hacen creer que todo esta perdido, sin embargo nada es eterno y con el tiempo todo pasara.
Cada situación trae consigo una enseñanza, solo debemos estar atentos para reconocer el mensaje implícito. El invierno es la época del fulgor, la efervescencia, donde todo es posible. Ocurren las cosas maravillosas y no tan agradables que forman parte de la evolución de la vida.
El verano es el momento de recapacitar, tomar nuevos rumbos, nuevas oportunidades. Somos parte de la naturaleza, por lo tanto somos objeto de cambio constante a lo largo de la vida.
Liris Miyares
10/06/21
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