Camina en silencio, lento,
despacio, como arrastrando con el paso del tiempo una pena que le arropa el
alma. Sus ojos tristes muestran el dolor, la ausencia; su piel arrugada denota
el transcurrir de los años vividos en la soledad del silencio; sus manos temblorosas
sostienen con fuerza el bastón desgastado que le sirve de apoyo. Avanza como si
no quisiera llegar al otro lado. Con cada paso que da siente que se le va la
vida, más él insiste en llegar. Un sudor frío recorre su cuerpo, sin embargo no
desiste, continua avanzando. De pronto siente un aire fresco que le acaricia el
rostro y poco a poco lo va llenando de vitalidad y deseos de seguir adelante.
Derechos reservados de
autor:
Liris Miyares
Villa de Cura
Estado Aragua
Venezuela
10/11/2015
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