Al árbol debemos
alimento, cobija, techo,
el perfume de las flores
y el aire que respiramos.
La naturaleza prodigiosa
nos premia con su imponente belleza
a la luz de las sombras que brinda
a quien busca refugio y una siesta.
El árbol como todo lo que existe
en la naturaleza es obra de Dios
jamás debemos olvidarlo
y como tal debemos cuidarlo.
Sus ramas frondosas
su sombra nos da
sus flores preciosas
engalanan de aromas muy suaves,
inspiran y evocan el campo.
Sus frutos tan dulces
bañados de miel
alimentan al hambriento
saciando su sed.
Sin el no existirian
tierras fecundas
ni las aves pudieran
sus polluelos anidar.
El hombre aunque con ingenio
sus casas no podrían fabricar
y después de largas faenas
tampoco tendrían donde descansar.
El árbol dador de vida
pues flores y frutos nos da,
nos protege bajo su sombra
y purifica el aire para respirar.
No talemos los arboles
no cortemos sus ramas
ya que las aves no tendrían nido
y la tierra moriría de soledad.
Derechos reservados de autor
Liris Miyares
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